jueves, 10 de julio de 2008

LA EQUIDAD NO ESTÁ EN LA @ (arroba)


A propósito de algunos debates que surgen al interior del enfoque de Desarrollo Humano relacionados con el tema de la Equidad de Género, comparto este artículo del Periodista Jairo Cala Otero, quien nos aclara que el uso del signo @ no está bien empleado en la grámatica del castellano, toda vez que básicamente no es una letra de nuestro alfabeto, pero por otra, en sí mismo, su empleo no significa y no provoca cambios sustanciales en los temas de la exclusión social que a diario viven, tanto hombres como mujeres, por supuesto, con mayor desequilibrio en el género femenino. En últimas, el tema de la equidad de género debe trascender del problema linguístico-gramatical, para ser, de verdad un asunto de política pública.


ACADEMIA DE LA LENGUA DESAPRUEBA USO DEL SIGNO @ (arroba) Por: Jairo Cala Otero Periodista - Cultor del castellano correcto

Se ha puesto en boga el uso de algunos signos entre palabras en castellano. Aunque a los precursores de tal invento les puede parecer "muy normal" -y hasta licencioso- hacerlo, es preciso advertir que en nuestro idioma NO ES CORRECTO involucrar tales caracteres morfológicos entre vocablos. Así se ha pronunciado la Real Academia Española -RAE- luego de una consulta elevada en tal sentido por el autor de este artículo.

Concretamente, el máximo organismo rector del español ha dicho que el signo de arroba (@), que algunas personas emplean en Colombia para significar que la palabra vale para masculino y para femenino, no constituye de modo alguno una letra. Por tanto, su uso es INCORRECTO aunque sea clara la intención de resaltar la condición de masculino y femenino. Y aunque la característica morfológica de @ (arroba) parezca incluir simultáneamente a las vocales "a" y "o".

Los académicos escribieron desde Madrid, España, para responder a esa inquietud planteada: "Para solventar el problema de la pesadez que supone la repetición de cada uno de los apelativos en ambos géneros, comienza a circular la novedad, al hilo de la popularización de la informática, de utilizar el signo de la arroba (@) como moción de género para referirse a ambos sexos, ya que, curiosamente, este signo parece incluir en su trazo las vocales "a" y "o". Con ello, en una misma palabra se integran gráficamente tanto el nombre masculino como el femenino. Aunque este recurso no deja de ser ingenioso, hay que recordar que la arroba no es un signo lingüístico, y que este uso no puede considerarse aceptable en español desde el punto de vista normativo".

Es claro que la "fiebre" por el uso del signo de arroba surgió de los movimientos sociales que defienden la diferenciación de sexo (que no de género). Está bien que se haga esa defensa. Pero no por cuenta del empañamiento del esplendor lingüístico del castellano. Es tanto como si el hijo que no ha sido reconocido por su papá arremete contra él y le causa daño físico, en una intención desesperada porque lo reconozca.

La Academia Española también anota claramente: "Se olvida que en el lenguaje está prevista la posibilidad de denominar colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, y que ello nada tiene que ver con la dominación de un sexo por otro". Y agrega: "En español, el masculino de los nombres apelativos, especialmente cuando se emplean en plural, tiene la particularidad de incluir en su designación tanto a seres de sexo masculino como femenino".

Una última anotación también interesante es la referente al uso del signo de barra entre palabras: "Con respecto a este uso concreto de la barra (/), este signo se utiliza colocado entre dos palabras, o entre una palabra y un morfema, para indicar la existencia de dos opciones posibles. En este caso no se escribe entre espacios y puede sustituirse por paréntesis. Ejemplos: Indique el/los día/s rodeándolo/s con un círculo; Se buscan traductores de inglés y/o francés; Querido/a amigo/a:.

La RAE no lo censura completamente sino que considera que es poco elegante y que su uso debe evitarse, especialmente en textos personalizados. Sólo se acepta en anuncios, circulares, o algunos textos de tipo técnico".

Con tales indicaciones de quienes tienen la responsabilidad de regir la "vida" del español, ya sabemos a qué atenernos. Porque es oportuno recordar que nuestro idioma se rige por la precisión y la corrección; no por los caprichos que aisladamente las personas aplican –según su parecer- a la hora de concebir un texto.





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