lunes, 16 de marzo de 2009

RECONOCIENDO AL SER DEL SUR




La ausencia fue larga. El domingo 9 de marzo iniciamos una segunda etapa de producción de la serie documental "SER EN EL SUR". Mientras el capítulo de Indoamericanto se va cocinando en el horno, descubriendo su punto y tono en la posproducción, armamos maletas para viajar hacia San Lorenzo (Norte de Nariño) donde fuimos testigos de un rito de vida, de un rito para la tierra, de un rito femenino y de un rito de movilización social. Acompañamos a la Red de Familias Lorenceñas en su conmemoración por el Día Internacional de la Mujer (fecha que no se celebra, ni se festeja con detalles kiut). Nos re-encontramos con personajes queridos como Toño, Eudoro, Aura, Alba Sonia, en fin, con los hombres y mujeres que han labrado sus sueños con pala en mano, con hazadón al frente, con la frente a nivel de tierra, con corazón de mujer, con manos de hombres y mujeres trabajadores del suelo fértil del norte nariñense. Llegamos cargados de naranjas, limas, de energías nuevas, de otras ilusiones, y de una reafirmación total por el trabajo de esta gente que también habita el sur de nuestro país.



Jesús Botina nos volvió a abrir las puertas de su carpintería para verlo elaborar las tablas con las que cientos de jugadores de la pelota de chaza se divierten, viven, apuestan, y vuelan en el chazódromo de miraflores. Así empezamos la semana con los primeros registros del capítulo dedicado a analizar las relaciones que se establecen en el mundo mágico del deporte tradicional del sur. Caminamos, y también corrimos pegaditos a doña Gloria, un personaje que nos acompañará en este relato deportivo. Vimos crecer una luna amarilla que nos trajo saludos de otras constelaciones. Nos llenamos de tierra y vimos al sol pegar sobre este suelo que también se ama en medio del juego y la diversión.



Por dentro, y por fuera, por todos los lados hemos llorado. Nuestros ojos sorprendidos por la vida también se dejaron encantar por el trabajo de la Familia Obando, artesanos de todos los días durante más de ocho generaciones. La paciencia y cariño de don José María Obando, la delicadeza y laboriosidad de Germán Obando, el concepto y nuevo camino de William Obando, todos esos mundos se mezclaron con la dulzura y fineza de Nancy Obando, y para rematar nos topamos con la tenacidad, lucha, coraje y enorme sonrisa de Gladys Obando. Para siempre serán grabadas, como barniz de Pasto en la madera, las imágenes de sus obras, de sus trabajos inconfundibles, casi indescriptibles. El maestro Jesús Ceballos nos dio lecciones de vida desde la manera en que asume su oficio, la Doctora Dayra Palacios nos acercó a la artesanía desde sus palabras sensibles y contundentes. Nuestros pies caminaron por otros barrios, por otras calles, por otras sendas del sur amado.


Luego fue necesario preproducir algunos detalles, desglosar otros guiones, evaluarnos con paciencia y de nuevo emprender camino hacia el oriente del sur. Se sube, se sube, y ahí está la neblina que cubre casi siempre la enorme, la majestuosa Laguna de La Cocha, pero cruzamos sus fronteras y nos internamos por los senderos que nos condujeron a conocer el origen de la vida, la sostenibilidad de la naturaleza, y el amor que hombres y mujeres guardan por una tierra que los cuida, que los nutre, que los amamanta con mieles y frutos sin comparación. Nuestros pies entonces se asentaron en las reservas naturales en Casapamba, en Refugio Cristalino. Nuestras botas amaron el barro de los bosques que han vuelto a nacer, nuestros pulmones respiraron el aire del páramo bajo, nuestros ojos se deslumbraron con el agua siempre ondulando; los oídos se despertaron con el canto de los tucanes, y el pensamiento se reconfiguró al encontrar la esperanza en medio de una crisis ya olvidada.


Volvimos, estamos vivos, estamos felices. Quiénes?, quiénes pregunta usted?, los seres que recorremos este sur, esos somos, quienes conformamos el equipo de realización, esos en quienes muchos confían. Carolina, Jhon, Pacho, don Luis, Jairo, yo, esos somos los caminantes de esta ruta que nos deja cada vez más alegrías, más satisfacciones, más aprendizajes, nuevas reflexiones, otros encuentros, otras sonrisas y nuevas, nuevas y mejores caricias del viento del sur. (Extrañamos a Mario).