sábado, 9 de octubre de 2010

El caso de “La Pola”

Por: Gustavo Montenegro Cardona

@TIRODECAMARA

@gusmontenegro


En la edición del domingo 19 de septiembre EL TIEMPO lanzó algunos datos sobre las inquietudes que ha provocado la última producción de RCN “La Pola: amar la hizo libre”, poniendo en el juego de las versiones las posiciones que desde el extremo de la coherencia histórica reclaman mayor severidad con los hechos como se supone sucedieron alrededor de la vida de la heroína de Guaduas, frente a otros más laxos y de menos rigor que aplauden los beneficios, si así podemos llamarlos, de la adaptabilidad del relato a la imaginación y tono propio que el libretista ha querido realizar sobre la vida de la heroína. Algo, sin embargo, queda claro, nos enfrentamos a una puesta en escena, a una interpretación de una historia, y a una producción televisiva que como bien se advierte no es un documental histórico, ni es una reconstrucción de los sucesos del pasado a través del lente televisivo, en eso de entrada ya hay una buena postura de la producción para salvar esa discusión que debería ser la última en la lista por comentar. Por ahora, varios aspectos a destacar toda vez que “La Pola” nos recuerda que en Colombia hay una televisión que vale la pena ver porque:

  1. Cuenta con un casting que priorizó el valor actoral frente a las mascaradas del modelaje o de los protagonistas de realities de vanidad.
  2. Narra, cuenta, tiene conflictos internos claros; evidencia tensiones, y más allá del melodrama genera nudos que atrapan al televidente.
  3. No es una historia previsible, no se amarra a tradicionales esquemas de la narración de una telenovela cualquiera, pues cada capítulo resulta novedoso, divertido, estéticamente agradable y misteriosamente conquistador.
  4. Desdibuja a las figuras del heroísmo patrio al poner los nombres de los precursores de la independencia en el plano de lo humano, en el mundo de carne y hueso, versión que ayuda a desmentir imaginarios trazados por la historia de los ganadores.
  5. Con el paso de la historia los personajes han mejorado su interpretación de acentos y lenguaje, que al inicio me pareció ser lo más incoherente en el texto, pero poco a poco se ha trazado el tono de la época y sus modismos particulares.
  6. “La Pola” contextualiza, rastrea identidades, habla de un momento particular de nuestro territorio cultural, casi sin proponérselo logra hacer pedagogía histórica, poniendo en evidencia no sólo aspectos coyunturales de modas, formas de hablar o de ser; se hace ahí manifiesto el pensamiento, la tradición, la constitución de nación desde la diversidad.
  7. “La Pola” nos recuerda la televisión que dirigía Jorge Alí Triana, la que se hace con pasión, con gusto, con investigación, con esmero, con ojo en el detalle, un heredero del maestro es el Director Sergio Cabrera que pone tono cinematográfico, tensión dramatúrgica, lenguaje televisivo y texto histórico en un producto de consumo masivo que vale por lo que muestra y no sólo por lo que se dice de él.

Hay televisión que vale la pena ver y por ahora lo mejor que tenemos en la franja de la noche en la pantalla colombiana es “La Pola: amar la hizo libre”. Asómese y dialogamos.

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