Los noticieros nacionales que anuncian que el filme de Danny Boyle produce actos de histeria, movimientos de desesperación o ataques de pánico en algunos asistentes a las salas, dejan a un lado el contenido sustancial de una cinta que es, entre otras instancias, un clamor para valorar la vida misma en su laberíntico juego cotidiano, inesperado, sorpresivo y altamente retador.
La recreación de la experiencia vital que atravesó Aron Ralston, un escalador americano quien en 2003 tuvo que tomar la decisión de amputarse un brazo, para poder liberarse de una piedra que le había dejado completamente atrapado y aislado, (http://www.sobrecine.com) lleva mensajes contundentes detrás del relato audiovisual más evidente. Esos contenidos comunicativos viajan a través de una película que prioriza los detalles, los recursos más sencillos y las expresiones artísticas más simples para sorprender a la audiencia con una historia que es mucho más que la dramática escena del brazo cortado con dolor y valentía.
Valora el agua, ama a tu familia, aprovecha el tiempo, disfruta cada instante; ama lo que tienes, sé recursivo, afronta las dificultades con cabeza fría y con todo el calor de tu corazón. Somos una partícula invisible en la grandeza del universo. No guardes tus palabras. Palpa la vida con la yema de tus dedos. Sé sensible ante lo que miran tus ojos. Oye la vida que te rodea. Tal vez estas y otras muchas más frases son las que se plantean como texto en el filme protagonizado por James Franco, salvo que nada se dice, todo se muestra, todo se señala, todo se vive desde la actuación profunda y silenciosa del protagonista.
Pocas palabras, poquísimas. Escasos diálogos y un monólogo intenso es el que construye la narración de 127 horas. Una fotografía impecable que devela la inteligencia visual del Director, una música que está presente, pero que resulta casi silenciosa y un juego de texturas en la imagen son tal vez los elementos cinematográficos que más deberían resaltarse en este thriller biográfico. El montaje a su vez plantea ritmos vitales que hacen sentir, vibrar, alterar, emocionar, angustiar al público que disfruta de la película; quien así se comporta es porque logra comunicarse con el contenido más profundo del filme, aunque para algunos esto termine siendo lo más noticioso de la película.
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