No soy amigo del pesimismo, pero no comparto esa posición que le resta importancia al fenómeno natural dejando la actuación del volcán como caprichos o antojos, como si nosotros fuéramos capaces de controlarlo. El volcán ha cobrado vidas, la ceniza genera dificultades, los gases son tóxicos y el riesgo es inminente. Calma y tranquilidad, prevención y oración. El galeras es vigilante, pero también es volcán activo.
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